lunes, 19 de noviembre de 2007

AL




Abrió los ojos empapada en sudor. “¡Maldita sea!” Las sábanas estaban revueltas y húmedas, las piernas entumecidas, las muñecas doloridas. El cuarto empezaba acusar la penumbra del atardecer invernal, y el triste ventanuco enmohecido no ayudaba. “Otra vez. Y anochece de nuevo” pensó, “Siempre llego tarde.” Inspiró profundamente y se arrepintió al instante. El olor pegajoso y dulzón en la sábana le hizo sentir náuseas. Se incorporó pesadamente, con los pies descalzos sintió la frialdad del suelo y caminó hasta el lavabo. Abrió el grifo y lavó sus manos con el agua helada, sus brazos, sus piernas, su cara, su boca. Agarró la toalla con rabia y frotó su piel hasta dejarla enrojecida.

No se escuchaba nada. Ni un sonido, ni una mosca, ni el zumbido de un coche lejano, ni una televisión vecina de las que alivian la soledad. Nada. Nadie. Sólo su respiración y el chapoteo de sus pies mojados. El sonido de su nariz mocosa de niña llena de rabia e impotencia. Y su grito. Su grito silenciado por los muros y la distancia del mundo real. Después sólo hubo más silencio.

Miró a su alrededor, y sintió frío. Una mesa tan pequeña como ella, una silla diminuta como ella. La cama deshecha con sus sábanas revueltas. Las paredes de piedra. El suelo de piedra. El techo de piedra. El ventanuco mugriento. La muñeca raída en un extremo de la habitación. Las flores podridas en un florero, en un agua ya marrón. Los pequeños regalos, los sobornos, las mentiras esparcidos por el suelo, despreciados y pateados en más de una ocasión. Toda esa basura amontonándose y comiéndose el espacio. Esas cosas insignificantes que iban entrando pero que nunca salían. Como ella, insignificante y atrapada. Ahogada por ese olor, asfixiada por el aire viciado, anulada con obsequios rancios y flores marchitas.

Ese dolor de nuevo. La náusea, la rabia. “¡Siempre tarde, maldita sea!” Su cabeza infantil y sus ojos envejecidos. La piel tan pálida, las ojeras, los músculos débiles en las piernas, los pies pequeños y frágiles, las muñecas permanentemente abiertas. El conejo que corre cada vez en su cabeza, esa sonrisa aislada y aterradora, esas fiestas injustificadas con bebidas y tartas, y el humo, los mareos, los recuerdos borrosos. Y la nada, siempre luego la nada, un vacío mental como ningún vacío. La duda, la sospecha, la certeza. Y todo sin recuerdos ni testigos, más que esa cama inmunda, y la mesa pequeña y la sonrisa aislada. La náusea de nuevo, la rabia incontenible, los puños pequeños en la pared y las heridas. La certeza de un dolor que no le corresponde. La culpa, la disculpa, las lágrimas aisladas sin consuelo, los sucesos sin lógica, la indefensión, la ira.

“Comienza por el comienzo” se repite. Pero no sabe cómo ni dónde empezó todo, otro vacío inmenso recorre sus entrañas. Una tristeza infinita que se asoma a sus ojos y siente vértigo de esa nada inmensa que es el cuarto pequeño en el que habita. “El comienzo.” Todo comienza siempre en las sábanas frías y revueltas. Todos los recuerdos de los días grises, siempre atardeciendo. “El comienzo.” No sabe el comienzo. Intuye un final, pero no logra verlo. Sus ojos tristes aún son muy pequeños para comprender. “¿Era yo la misma cuando me levanté esta mañana?” La niña tropieza con la realidad hostil cada vez que despierta del sueño pesado que la atrapa después de cada almuerzo. “¿Qué camino debo tomar para salir de aquí?”

14 comentarios:

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

No estoy en el lugar que me permita desmenuzarlo. De momento lo dejamos en un ¡Muy bien!

ETDN dijo...

Raro. Extraño. Intenso. Ambiguo.

Atrapa, pero no sé si entiendo bien la historia. Serán estas horas...lo volveré a leer. O tal vez fuera esa la intención.

bss

ETDN

Anónimo dijo...

Muy bueno, Zoe. Ese es el camino, no lo dudes. Se siente el frío y el miedo, la suciedad que se queda bajo la piel. Me uno a mi Primo en su ¡Muy bien!

Anónimo dijo...

Gueejj. Qué mal rollo me da este texto. Si es eso lo que pretendías, es perfecto...

Peter dijo...

Sabes crear una situación Zoe. Me ha gustado esa capacidad de estar ahi, sentirse ahi, ser el y oler y pensar y edcidir si puedes ser tu mismo el que estuvo en una momento así.

Muy bien escrito. Bravo, super-soe.

Mainumby dijo...

El camino? Bueno, supongo que nadie sabe cuál es el camino, sería re fácil la cosa...
Menos que menos podría decirte otro cuál es el camino. Supongo que muy dentro tuyo, si buscás bien, sabés la respuesta...

Ojalá fuera como Donnie Darko, para saber hacia dónde voy... (lapsus, no debe tomarse en cuenta)


Un abrazo y gracias por tu visita...

ETDN dijo...

Echo de menos tus poemas...

anímate a publicar alguno, andaaaaa...

Madrid os espera en breve y yo también, ¿o sí?

Don Peperomio dijo...

gana zoe, de cajón.

zöe riudavets dijo...

jejeje, muchas gracias martín!!

ETDN dijo...

Vale: contradiciéndome a mí misma en menos de 24 horas y una vez leídos con más calma los relatos y juzgándolos con angustiosa objetividad literaria (?) y pa que nadie diga que no me mojo, ahí va mi voto:

(redoble de tambores)
(suspense)

and the winner is:

ZÖE

(lo cual, querida, es un voto envenenado porque esto te obliga, a partir de ahora, a aportar relato los miércoles...oh, sí)

como Nán, difundiré este comentario por los blogs afectados.

(umm, esto parece el etenno retonno: comentando en este mismo post un año después. Extraño. Pero es que angustia, el texto, y de eso se trataba)

por cierto, lo de mis honorarios, ¿cuándo lo tratamos? uy, creo que s´m´ha escapaoooooo...olviden lo que acaban de leer.

david dijo...

Bueno, yo espero no liarla parda, porque podría ser que se liase y nada más lejos de mi intención.

Llevo un par de días pensando que bien podría callarme y dejarlo estar, que esto es un juego y una excusa para echarnos unas risas, y ya está, pero no puedo, no puedo porque no dejo de repetirme eso como si fuese un mantra, pero dentro del mantra, supuestamente permisivo, hay algo que me raspa. Y por fin he visto dónde está. En el "es un juego".

Es una apuesta, y las apuestas son juegos, efectivamente. Pero las apuestas, como juegos que son, tienen unas normas, y si en los juegos las normas hay que cumplirlas en las apuestas, donde al final alguien paga algo, más aún: es la única forma de asegurar que el vencedor respeta al perdedor, y que este último jamás podrá ponerse paranoico y pensar que ha sido estafado.

Las reglas de este juego fueron las condiciones de su apuesta, que en principio fueron que la apuesta era entre Carmen y yo, y el objetivo era ver cuál de los dos podía escribir para el taller un cuento más angustioso.

No tengo problema en pasar que la apuesta incluya a Zöe, aunque en rigor y siendo estrictos eso ya, como cambio en las reglas, supone la anulación de la apuesta, el reemplazo por otra nueva que debería consultarse a priori (toda esta argumentación es así de solemne porque por lo general yo me apuesto cenas, cochinillos y demás, y porque en las apuestas hay que ser solemne, porque son cuestiones de honor, a fin de cuentas). Pero la parte que no puedo pasar es que el cuento de Zöe fue escrito en noviembre de 2007, y no para el taller. Eso es injusto para Carmen y para mí: estoy convencido de que tanto ella como yo, tirando de archivo, podríamos querer cambiar el texto de la apuesta. Y las apuestas deben imponer las mismas condiciones para todos los participantes.

Así que mi voto es que si hay que premiar a Zöe con una botella de vodka e intentar emborracharla para que acepte entrar al taller, pues muy bien, adelante con mi voto y yo compro la botella si hace falta. Pero en lo que a la apuesta se refiere, cualquier voto que no vaya o para Carmen o para mí, lo voy a considerar nulo.

Dicho lo cual me voy al campo.

Y que nadie se me mosquee: las formas son las formas, y cuando alguien juega al mus con cinco cartas no está bien, se mire como se mire.

NáN dijo...

Dí que sí David, me has convencido: con todas las trampas de los pederosos que tanto sufrimiento cuestan, la trampa de Zoe me parece tierna y le doy a ella el premio al relato angustioso.

Sírvanse pagar una botella de vodka a medias entre doña Carmen y usted, y traerla a la lectura mexicana, en honor a Trotsky que encontró el hacha cabecera en México.

AROAMD dijo...

bueno, bueno, voy a utilizar mi voz, pero no mi voto... como yo lo veo...

decir que: creo que el relato de la angustia de david es más relato y que ha profundizado en el tema sin caer en obviedades, dando vueltita a la tuerca, no sé si encaja en la angustia o en la risa que nos provoca a todos la locura ajena,... a mí eso desde fuera, me angustiaría...
y que los otros dos, a pesar de que hacen círculos alrededor del tema de la angustia, con un lenguaje angustioso, y bellas imágenes, pecan de no contener un argumento demasiado claro ...
no me parecen cuentos...

eso dije yo hace días

besos...
llegasteis bieeeen?

jiji